Probablemente habrás oído hablar de la espelta y de sus beneficios para la salud. Y es que al parecer este alimento está muy de moda, aunque todavía es poco conocido. Sin embargo, la espelta no es un producto nuevo. Muy por el contrario, se trata una variedad muy antigua del trigo que fue consumida durante siglos en los países mediterráneos, donde era la base de la alimentación. Pero luego cayó en desuso. Actualmente, este alimento ha vuelto a surgir gracias al interés de muchas personas conscientes de la relación entre la alimentación y la salud. Si quieres saber qué es la espelta y por qué debemos incluirla en nuestra dieta, te invitamos a seguir leyendo.
Historia de la espelta
La espelta apareció hace alrededor de ocho mil años en Oriente medio y en el sureste de Europa. Desde ahí se extendió por el Mediterráneo hacia el oeste y hacia el norte a través de los Balcanes. Los romanos consumían espelta en forma de pan y su cultivo fue promovido por ellos en toda Europa. En la Edad Media, este alimento era consumido por las clases acomodadas y era más valorado que el centeno, que era de consumo popular.
Pero entonces ¿qué pasó con la espelta? Hace aproximadamente un siglo desapareció de la circulación. Esto ocurrió porque el trigo moderno es producto de la hibridación de distintas variedades del cereal y ha ganado terreno porque ofrece una mayor producción y por lo tanto es económicamente más rentable. Sin embargo, con la creciente preocupación de las personas por una alimentación saludable, este producto milenario está resurgiendo.
La reaparición de la espelta
La espelta ha ganado protagonismo principalmente debido a sus propiedades nutricionales y a que no ha sufrido alteraciones genéticas. Se ha convertido en una alternativa al trigo que podemos encontrar en una gran variedad de preparaciones como pastas, panes e incluso leches.
El llamado “trigo salvaje” es uno de los últimos gritos de la alimentación saludable. El pan de espelta se ha convertido en un infaltable en las panaderías artesanales de las grandes ciudades. Y, por supuesto, la cosecha de este grano ha ganado nuevamente terreno. Resulta curioso que el mismo factor que lo hizo desaparecer hace un siglo, es el que hace que hoy sea más apreciado: su cáscara.
En efecto, la espelta tienen una cáscara muy dura que hace que la cosecha sea mucho más difícil y esa es una de las razones para que su producción haya sido reemplazada por el trigo actual, que es más rentable. Pero esa misma cáscara es la que ahora la ha puesto en la cima de la alimentación saludable, debido a que protege al grano de las plagas, haciéndolo ideal para una producción libre de químicos y pesticidas.
Propiedades nutricionales de la espelta
La espelta tiene un sabor más fuerte que el trigo. Su harina es ligeramente dulce con un toque de nuez. Es alta en fibra y tiene un bajo índice glicémico, lo que quiere decir que el organismo la asimila de forma lenta, lo que evita que se eleve la glucosa en la sangre. El gluten que contiene es más fácil de digerir ya que es más soluble en agua. A pesar de esto, no es recomendada para celíacos.
Es un cereal muy energético ya que sus principales nutrientes son los hidratos de carbono. Sin embargo aporta menos calorías que la harina de trigo tradicional. Una de las principales propiedades nutricionales de la espelta es su alto contenido en proteínas de elevado valor biológico, con aminoácidos que no se encuentran en otros cereales, como la lisina. Es además una gran fuente de minerales y vitaminas, sobre todo las del grupo B.
Cómo incorporar la espelta en nuestra dieta
Una de las formas más utilizadas para consumir la espelta es molida, como harina. Sin embargo, este cereal también se puede encontrar en otras presentaciones que son muy buenas para cocinar. La espelta molida puede ser blanca o integral. La harina blanca es hecha con espelta a la que se le ha quitado el salvado, es decir la cáscara. Esta presentación sustituye a la harina de trigo tradicional en cualquier receta.
La espelta entera por su parte se parece más en el color y la textura al trigo integral. Su harina se puede utilizar en recetas de pastelería y panadería. Con cualquiera de las dos presentaciones se puede además preparar pasta fresca, todo tipo de panes, galletas, etc. Sin embargo, al ser más soluble en agua que la harina de trigo clásica, es necesario adaptar las cantidades a la hora de preparar una receta. Se recomienda utilizar tres cuartos de la cantidad de líquido indicada en la receta y añadir más en caso de que sea necesario.
Los cuatro principales beneficios de la espelta
La espelta es una fabulosa fuente de energía para los deportistas. Las vitaminas y minerales que contiene favorecen el sistema nervioso y principalmente el metabolismo, transformándose en energía. Está especialmente recomendada en la dieta de quienes practican un deporte de resistencia.
Este cereal milenario favorece además una buena digestión, principalmente si se lo consume entero o en productos elaborados con harina de espelta integral. Su alto contenido de fibra dietética y su fácil digestión hacen de la espelta un gran aliado para quienes sufren de estreñimiento. También contribuye al control de peso en dietas de adelgazamiento y reduce la presión arterial.
Otro de los beneficios de la espelta es que mejora la piel. En efecto, el consumo regular de este cereal disminuye la aparición del acné. El grano completo de espelta también favorece la desaparición de cefaleas y es muy útil en la prevención y el control del estrés, lo que tiene también un efecto en la salud de nuestra piel.
Finalmente, la espelta repara los tejidos del organismo y fortalece el sistema inmunitario. Contiene ácido silícico y de magnesio, dos de los nutrientes más importantes para nuestro organismo. Esto hace que sea un alimento fundamental en una dieta saludable.